domingo - 23

Nos despertamos muy temprano para quíen habia passado todo lo sabado (más de 16 horas) pasejando. Eran 8 de la mañana cuando las dos estaban caminando por una San Pedro tranquila y vacia. Compramos unos regalos, usamos la internet (para saber que el griego habia se perdido) y cerramos la cuenta en el hostal. El sentimiento de no querer irse era grande, pero el bus era a las 13h. Nuestro almuerzo fue en la calle con una visita inesperada...
El viaje para Calama en bus fue sin atropelos. En el aeropuerto compramos libros de Atacama, tomamos unas cervezas, comemos sandwiches con palta, encontramos el mismo chico guapo que estaba en el hostal en San Pedro (estaba solito pobrecito...) y nos enfadamos con los “flaites”en el aeropuerto que oian musica alta en el mobile.
El viaje en avion fue bueno con muchos viejitos italianos cerca de nosotras. La vuelta fue triste porque el Atacama nos dejo con una energia diferente, como si las almas se hubieran quedado allá.
Llegamos a Santiago y la encontramos con una noche calorosa y linda. La sensación era de que pertenecíamos aquel lugar. Llegamos a casa por las 22h. Habia una persona especial que yo deveria ver todavia...

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